lunes, 13 de julio de 2009

el pecho cerrado, el esternón pesa más de la cuenta, se sienten los pulmones, las bolsas cuando se inflan, respirar fuerte, hondo, como si fuera a sumergirse en el agua, y exhalar fuerte, con sonido, con suspiro, con cansancio, las piernas acalambradas, los tendones tiesos, la pierna derecha se mueve hasta durmiendo, burbujas en todo el cuerpo, burbujas en las yemas de los dedos, la espalda dura, tensa, apretada y haciendo fuerza para sostener, para no caer, las manos apretadas y apretantes para disimular el temblor, las manos comidas y secas y cuarteadas, heladas o transpiradas, con espinas, y la panza inconstante, con vida propia, tendiendo trampas y sonidos, sin hambre, con las tripas acurrucadas, llena de mariposas, y la cabeza no está, se arrancó de cuajo, hay una nube en su lugar, el cielo lleno de aviones y de sonidos y de todo el olor…

y en el medio de todo esto ver un hilo elástico que creía muerto empezar a crecer desde el fondo del pecho

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